domingo, 3 de febrero de 2013

Raymond Duncan conoce a Penélope Sikelianos


Raymond Duncan conoce a Penélope Sikelianos, quien se convertirá en su esposa, compañera de utopías helenistas y madre de su hijo Menalkus.

Penélope era hermana del poeta griego Angelus Sikelianos, y todos ellos frecuentaban las veladas literarias de los viernes en casa de la pintora y poeta norteamericana Natalie Clifford Barney (1876-1972), en el número 20 de la rue Jacob. Allí, a pocos metros de lo que luego sería el local de la Akademia Raymond Duncan, al abrigo de las miradas profanas, y ensombrecida su misteriosa atmósfera por añosos árboles, se elevaba el Templo a la Amistad. Natalie Barney, huyendo de la enfermiza melancolía de su amante Renée Vivien, fue locataria de una vivienda y el templo, anexo al jardín, durante sesenta años. Allí tuvo su atelier, y allí también muchos de los intelectuales y artistas que frecuentaban su círculo estrenaron sus obras. A finales de los años 60, Michel Debré, entonces ministro de defensa francés, en una oscura maniobra inmobiliaria de especulación, logra, a través de un acoso sistemático, echar a la entonces nonagenaria Natalie Clifford Barney e intenta, junto a su esposa Mme. Debré, convertir el misterioso Templo de la Amistad (de origen probablemente masónico y construido durante los primeros años del siglo XIX) en un “estudio” para alquilar. 

El Templo de la Amistad fotografiado por Atget en 1910
Al recopilar toda esta información, que no tenía en la época en la que escribí Rojiza Penumbra, pienso en las coincidencias. Los “diletantes helenistas” que aparecen en mi relato y que nacían de la pura imaginación, estaban allí, se habían paseado por las calles que yo misma recorría setenta años después. Un conocimiento que va más allá de la conciencia unía a los personajes con una realidad pasada -con Natalie Barney y sus veladas griegas, con Isadora Duncan y la escritora Colette bailando- cubiertas apenas por velos etéreos- con la Akademia- sin conocer, exactamente, que el Templo a la Amistad se alza, aún hoy (aunque profundamente dañado por la intervención “rapiñosa” del ministro de defensa) detrás de las casas que hay en frente mismo de la 31 rue de Seine, en el 34. 

Natalie Clifford Barney. Fotografía y más información aquí
Por aquellas calles daba vueltas años después, cuando volvía a París queriendo recuperar la localización de la Akademia. Me citaba entonces con mi amiga Gilda, o con Françoise, en la Librerie des femmes de la rue Jacob. Y caminábamos, en círculo, buscando las huellas perdidas de los Duncan. Y sin saberlo estaba reconstruyendo la cartografía de los pasos de aquellas/os helenistas en la época en la que París was a woman, y en que los hombres que acompañaban a esas womans eran delicados poetas que no dudaban en vestirse también con túnicas etéreas.

Más información sobre el Templo de la Amistad aquí
Relieves de Raymond Duncan expuestos en el patio de la casa de la 31 Rue de Seine y que aparecen en la película de Orson Welles. (Fotografía Elsa Plaza)
Escalera que lleva a los pisos de la 31 rue de Seine. (Fotografía Elsa Plaza)
Anotación hecha por Eva Palmer
Eva Palmer Sikelianos (1874-1952), una de las bellas amantes de Natalie Clifford Barney, era estudiante de arqueología en París. Entusiasta de la antigua cultura griega, conoce en las veladas del Templo de la Amistad al poeta Angelus Sikelianos, hermano de la que sería Penélope Sikelianos Duncan. Eva y Angelus se casan en el año 1907, y un año después viajan a Atenas. En 1927 intentarán revivir el antiguo festival de Delfos con sus juegos, arte y teatro.

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